“Argentina está en un lugar privilegiado. Casi no tiene analfabetos y la educación es gratuita. No por eso debería relajarse. Al contrario, es el momento para mejorar la calidad educativa y enfocarse en la formación de los docentes, que son los encargados de enseñar y de motivar a los alumnos”, observa Lumbiwe Lulu Limbikani, docente de Zambia, un país del sur de África donde el 65% de la población (14 millones de habitantes) son analfabetos, y donde la expectativa de vida de la mujer es de 40 años a causa de las enfermedades, especialmente el virus del HIV, y la poca accesibilidad a la salud y a los medicamentos.
Pese al panorama desfavorable de la educación en Zambia, donde no todos acceden a la escuela, porque no es gratuita ni obligatoria para el nivel medio, el país logró avanzar gracias a la aplicación de la tecnología. En Zambia casi no hay electricidad, las casas se iluminan con paneles solares. Por eso las computadoras casi no se usan. “Aplicamos las tablets, que tienen contenidos educativos de todas las materias”, explica la directora y principal consultora en Educación y tecnología de Cumacatu. Esta última es una organización que Limbikani fundó para apoyar y defender los derechos de los niños a la educación y el empoderamiento de las mujeres y niñas a través de la tutoría y la alfabetización financiera en Zambia.
“Las tablets son entregadas por el Gobierno a las escuelas. En las aulas se da una a cada grupo de alumnos. Y se utilizan otras herramientas pedagógicas en forma simultánea, en la misma aula. El docente está atento a todos los alumnos -explica-; gracias al uso de la tecnología en las escuelas aumentamos un 20% la calidad educativa”.
Zambia es un país con grandes disparidades sociales. El 90% de las personas es joven y de ese total, el 50% tiene menos de 14 años. “La mayoría de los adolescentes no puede ir a la escuela porque debe trabajar. Las escuelas secundarias son pagas, de modo que sólo una minoría accede a ellas”, destaca la docente. Nada más que un grupo de escuelas de nivel primario son subsidiadas por el Estado. El Gobierno destina entre el 7% y el 14% del presupuesto a la educación, según los diferentes Estados.
Lumbiwe tiene 34 años y ella misma tuvo muchas dificultades para estudiar. “Mis padres murieron cuando yo era niña y a los 17 años quedé embarazada”, le cuenta a LA GACETA. Lo mismo siguió estudiando hasta recibirse de profesora, con el apoyo de una tía y del Estado. “Quería una buena educación para mi hija”, confiesa, y ahora la quiere para todos los chicos de su país.